Disfunciones sexuales, las 5 más frecuentes (Podcast episodio 6)

Hoy hablamos sobre las cinco disfunciones sexuales más frecuentes para conocerlas mejor y saber cómo encontrar soluciones eficaces.

Dos de ellas suceden a los hombres y son la eyaculación precoz y los problemas de erección (disfunción eréctil). Otras dos corresponden a las mujeres y son la anorgasmia (problemas para alcanzar el orgasmo) y el dolor o dificultad en el coito ó penetración (vaginismo y dispareunia). La quinta disfunción sexual afecta tanto a las mujeres como a los hombres y se trata de la falta de deseo sexual o deseo sexual inhibido.

Disfunción significa que algo «no funciona» como debe. El problema reside, en muchas ocasiones, en que forzamos la sexualidad a la idea de cómo debería de ser y esto causa problemas innecesarios.

Por ejemplo, muchas mujeres que alcanzan su orgasmo durante la masturbación no lo logran durante la penetración porque abandonan las formas de estimularse que les resultan eficaces. Las mujeres saben que el clítoris es una zona importante para alcanzar el orgasmo y no se atreven a comunicarlo en pareja por miedo a que el hombre se sienta mal o «insuficiente».  La vieja idea de que el coito (penetración vaginal) es la práctica sexual más excitante se rompe ante la evidencia de la biología sexual femenina. Seguimos forzando nuestro cuerpo y nuestra sexualidad a ideas que vienen de otras épocas donde la reproducción era lo más importante.

Todavía existe mucha confusión en relación a cómo funciona nuestro cuerpo sexuado. Seguimos creyendo que el pene es el equivalente anatómico de la vagina y no es así. El pene del hombre, desde un punto de vista sexual, se equipara a la vulva de la mujer (clítoris y labios menores) que, por cierto, es una parte de su anatomía externa. Por tanto una mujer no necesita del coito para alcanzar un orgasmo. Lo lograría mucho más fácilmente por estimulación externa.

Mientras sigamos intentando orgasmos de la mujer en la penetración seguiremos frustrándonos pues se trata de la vía más difícil para lograrlo.

Mientras la sexualidad siga siendo un campo de batalla donde «dar la talla» o obsesionarse con «dar placer» a la pareja seguiremos creando campos de ansiedad donde las cosas empezaran a «no funcionar como deben» y a multiplicarse las disfunciones sexuales en mujeres y hombres.

Si a esto le añadimos un estilo de vida donde las prisas, el estrés y el agotamiento son la norma y donde se mantienen relaciones sexuales deprisa y sin mucho juego previo, parece que las disfunciones sexuales se van a multiplicar y a complicar la intimidad en pareja.

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Espero que os guste el programa de hoy donde profundizamos y explicamos muchas cuestiones en relación a todo esto.

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