Quizás el momento más confuso y doloroso en la vida de una persona es el momento de una ruptura de pareja.
Cuando llega este momento en una relación surgen millones de dudas e interrogantes sobre qué y cómo hacerlo de la mejor manera. Sentimientos enfrentados y extraños pueden asaltarnos y no saber qué hacer con todo esto.
El terapeuta de pareja, por su conocimiento de las personas y del funcionamiento de las relaciones humanas, es el profesional indicado para acompañar este proceso y estos momentos tan delicados donde es muy fácil hacerse daño innecesario e inútil.
Aceptar y comprender todos los sentimientos y emociones intensas que van a surgir, darles un cauce no destructivo y aprender a vivir el “duelo”, son las grandes ventajas al pedir ayuda a un profesional cualificado.
También el terapeuta de pareja se puede convertir en un mediador válido para las dos partes que ayude a la comunicación sin malentendidos y a la toma de las decisiones que hay que afrontar. Alguien que pueda traducir lo que ambas partes se deben comunicar y dar respuestas a los conflictos propios de una separación.
En otras palabras, ayudar a entender y enfrentar todo lo que suceda de una manera más protegida, llevadera y, en la medida de lo posible, constructiva.
Si hay hijos o hijas menores de edad es muy importante protegerlos en este proceso de la mejor manera y actuar de forma positiva, honesta y constructiva. No olvidar que dependen de nosotros y nuestra primera obligación es protegerlos y no utilizarlos en ningún caso contra el otro, evitándoles situaciones violentas de discusión que no van a aportar nada positivo.
Muchas personas agradecen la ayuda en momentos tan difíciles donde el desahogo y la capacidad de poder pensar con más tranquilidad les ayudó a no cometer errores y a sobrellevar algo que parecía muy difícil de superar.