Las fantasías sexuales forman parte de la capacidad erótica humana. Son un elemento importante de la sexualidad y están para enriquecerla.
Se trata de «películas» mentales, imaginaciones, ensoñaciones… que pertenecen al plano de lo irreal. En muchas ocasiones pueden aportar excitación o bienestar sólo si permanecen estrictamente en ese terreno.
Pueden ser recuerdos de una experiencia que se recrea para volver a disfrutarla con la imaginación. O también una manera de proyectar deseos no realizados. En todo caso son imaginaciones que erotizan y aportan un extra al momento de la excitación y la completan.
Existen fantasías sexuales que pueden ser incompatibles con la realidad o que una persona jamás realizaría: por ejemplo, una fantasía donde exista una violación o una agresión, o “hacer un trío” incompatible con la fidelidad en pareja.
Si se reprimen pueden coger más fuerza y derivar en un problema. Si este es su caso, deberías consultarlo con un especialista en Sexología para comprender lo que sucede y poder colocarlas en su lugar.