Las fantasías sexuales forman parte de la capacidad erótica humana. Son un elemento importante de la sexualidad y están para enriquecerla. Podemos decir que la persona tiene dos caminos privilegiados para descubrir su sexualidad y mejorar su autoconocimiento: una es por exploración corporal, autoerotismo o masturbación y la otra a través de la imaginación y las fantasías sexuales. Ambas formas han estado censuradas por el tabú del sexo hasta hace bien poco.
Todavía hoy en día existe mucho pudor al abordar el tema de las fantasías sexuales. Reconocer que se tienen y que se utilizan para la excitación y el disfrute sexuales sigue siendo un tabú en muchos casos, incluso dentro de la misma relación de pareja. Se trata, por tanto, de una cuestión oculta donde la vergüenza a lo que puedan pensar los demás y el tabú del sexo todavía ensombrece y no deja que las podamos vivir con la naturalidad que deberíamos.
Fantasías sexuales: capacidad de imaginar
El ser humano tiene capacidad de imaginar, de proyectar sus deseos y de recrearlos para el disfrute propio.
Por otra parte, las fantasías sexuales son, como su propio nombre indica, «fantasías» o imaginaciones, ensoñaciones… es decir, pertenecen al plano de lo irreal. En muchas ocasiones pueden aportar excitación o bienestar sólo si permanecen estrictamente en ese terreno. Al igual que uno puede disfrutar de una película de terror o bélica donde están muriendo millones de personas y se da cuenta que se trata de una PELÍCULA, las fantasías sexuales, como «películas» que son, pueden aportar la exploración y el disfrute de aspectos o situaciones que una persona nunca realizaría en su vida real.
En general, la inmensa mayoría de fantasías sexuales tienen que ver, bien con recuerdos de una experiencia que se recrea una y otra vez para volver con la imaginación a esos buenos momentos…o bien tienen que ver con proyectar deseos no realizados que una persona espera alcanzar. En todo caso son imaginaciones que erotizan y aportan un extra al momento de la excitación y la completan.
Por tanto son inocuas e inofensivas. Es importante reconocer esto para evitar preocuparse u obsesionarse de forma innecesaria. En caso contrario se puede entrar en la confusión o culpabilidad por confundir los planos de la fantasía y la realidad, como he mencionado anteriormente.
Por otra parte, las fantasías sexuales son personales e intransferibles. Es decir, que lo que a una persona le puede gustar o atraer a otra la dejará fría y no le aportará nada. Puede ser importante, si se desea, hablar en pareja de las propias fantasías y recrearlas juntos como una manera de enriquecer la sexualidad mutua.
Si una persona prefiere mantenerlas en secreto tiene derecho a hacerlo. Lo importante es no sentirse mal por ello y comprender que sólo son un elemento más de la propia erótica.
Existen fantasías sexuales que pueden ser incompatibles con la realidad o que una persona jamás realizaría: por ejemplo, una fantasía donde exista una violación o una agresión. O fantasear con ser del sexo opuesto o «hacer un trío» incompatible con la fidelidad en pareja. El listado es interminable y suelen conllevar conflicto al temer que puedan indicar aspectos ocultos de la persona. Estas fantasías que contradicen lo que sentimos en la vida real son frecuentes y no deben preocuparnos porque pertenecen al plano de lo irreal.
LAS FANTASÍAS SEXUALES SÓLO SON PELÍCULAS
Como decíamos, se trata de «películas» que aportan excitación sin más. Si se reprimen pueden coger más fuerza y derivar en una obsesión. Si este es su caso, deberías consultarlo con un especialista para devolver las cosas a su sitio y no sufrir por esta causa.
Las fantasías sexuales también se pueden «cultivar», sobre todo en situaciones donde la persona sienta que tiene una falta o disminución del deseo sexual. Pensar, imaginar, proyectarte de forma erótica puede ser una ayuda a recuperar ese deseo sexual extraviado y aderezar unas relaciones sexuales monótonas. La literatura erótica ofrece mundos diseñados para el placer y la excitación a través de la lectura. En este blog he comentado algunos libros bestseller del erotismo.
Puede interesarte: «50 sombras más oscuras, impresiones de un sexólogo»
Recordar para finalizar que las fantasías sexuales son parte de la sexualidad humana y tienen mucho que ver con las preferencias eróticas de cada persona y de aspectos de su sexualidad que le aportan placer y satisfacción. Y que son sólo películas que tenemos el privilegio de crear a la medida de nuestros deseos.
Para ampliar la información te recomiendo estos enlaces:
«¿Debe haber límites en las fantasías eróticas?»
También puedes descargarte completo el estudio de Nieves Moyano y Juan Carlos Sierra de la Universidad de Granada donde exploran la frecuencia, contenido y diferencias entre fantasías sexuales en mujeres y hombres y su influencia en la salud sexual. Lo tienes en:
«Fantasías y pensamientos sexuales: revisión conceptual y relación con la Salud Sexual«
Creo que si hay algo aún tabú en el sexo es el tema de las fantasías sexuales. Son barreras que o bien por verguenza o por pudor no somos capaces de confesar a nadie, nisiquiera a tu pareja. Las tenemos todos, desde siempre desde la pubertad me atrevería a decir. Como todo hay que vivirlo como algo natural con tu pareja y opino tambien como Fernando que hay fantasías que las podemos disfrutar nosotros sólos.
En mi experiencia como sexólogo añado que hay personas con muchas y variadas fantasías sexuales y otras casi sin ninguna. Lo importante es reconocer que forman una parte de la sexualidad humana y que son sólo eso: fantasías, imaginaciones, elementos de disfrute personales que nunca significan que se quieran hacer realidad necesariamente.
La confusión entre fantasía y realidad es lo que hace de ellas un problema para muchas personas, por eso este podcast y documento donde hablo de ello con claridad y que espero resulte útil para muchas personas. Recomendable escucharlo y compartirlo!