Las disfunciones sexuales masculinas suceden y son frecuentes al igual que en las mujeres. «Disfunción» significa que algo no funciona bien y podemos diferenciar tres niveles en la sexualidad donde algo puede fallar: en el orgasmo, en la fase de excitación y en los niveles de apetencia o deseo sexual.
Si empezamos por lo más frecuente debemos mencionar
la eyaculación precoz o eyaculación rápida, que suele suceder en el momento de la penetración. Está causada por años de masturbación rápida, a escondidas sobre todo en la adolescencia. Repitiendo esta experiencia acostumbras a tu cuerpo a una pauta de rapidez.
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Por tanto, el aprendizaje sexual es fundamental tanto para entender este problema como para solucionarlo. Aparte de esto, la mayor parte de los hombres concentran toda su excitabilidad sexual en un 5% de su cuerpo, en su pene. Sumado a la rapidez aprendida les lleva a tener un descontrol de su excitación, sobre todo en el momento del coito que es la práctica sexual más comprometida.
Por añadidura se trata de la causa más frecuente de insatisfacción en parejas heterosexuales.
También existe la eyaculación retardada que consiste en un bloqueo del orgasmo y la incapacidad de eyacular. Los hombres tienen su deseo, su excitación y erección normales pero sienten un bloqueo en la fase final y no alcanzan el orgasmo. Aunque habría que analizar cada caso, el miedo al embarazo, el uso repetido de la «marcha atrás» o un concepto moral exagerado respecto del sexo pueden explicar que esto suceda.
Con respecto a los problemas en la fase excitación tenemos las dificultades de erección, bien para conseguirla o bien para mantenerla. Este es el «talón de Aquiles» en los hombres, su punto más débil, pues sienten comprometida su autoestima sexual. Suele ser, dentro de las disfunciones sexuales masculinas, la que genera mayor confusión y preocupación por esta causa.
Es muy importante aceptar que puede suceder un episodio aislado u ocasional de fallo en la erección a lo largo de la vida y no darle mayor importancia. Si nos angustiamos por ello es muy fácil que se repita por el mismo temor a que suceda. Los hombres con este problema entran en angustia anticipando que el problema va a volver de nuevo y ésta es la causa que interfiere en el reflejo erectivo.
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Yo lo explico señalando que se entra en un círculo vicioso de la ansiedad. Si nos ponemos nerviosos dificultamos el mecanismo de la erección porque sucede una especie de cortocircuito del sistema nervioso autónomo dificultando o bloqueando directamente la respuesta sexual en el hombre
Para entenderlo mejor basta decir que PENSAR y SENTIR son dos procesos incompatibles. En este caso nuestra cabeza y nuestro cuerpo entran en contradicción y se produce esta dificultad sexual.
Finalmente tenemos los problemas que afectan al nivel del deseo sexual que suelen estar causados por un problema sexual anterior que, normalmente, se ha repetido y desanima a tener una nueva relación frustrante. Por esta causa muchas parejas van espaciando los encuentros sexuales cuando no evitándolos directamente.
Últimamente estoy atendiendo más casos, en parejas heterosexuales, donde la mujer manifiesta un mayor grado de deseo sexual que su pareja y le hace entrar en confusión al cambiar los roles sexuales tradicionales.
Es buena noticia que, cada vez, más mujeres se manifiesten de forma activa y segura a la hora de las relaciones sexuales, se atrevan a pedir lo que necesitan y también a indicar a sus parejas sus preferencias eróticas y la manera en que les gusta gozar sexualmente. Pero nos encontramos todavía con muchos hombres, de una cierta edad, que se sorprenden con ello y se sienten inseguros en la intimidad y puede ser causa de problemas en la apetencia. Debemos tomarnos esto como una prueba evidente de que la igualdad sexual se está produciendo entre mujeres y hombres y alegrarnos por ello, aunque cause ciertas interferencias necesarias y curiosas.
Si tienes este problema o lo padece tu pareja podéis acudir a consulta con Fernando Villadangos en Granada, psicólogo clínico especialista en Sexología que atiende este tipo de problemas de forma eficaz desde hace ya casi 30 años. Infórmate sin compromiso y con total confidencialidad y confianza.
La educación sexista que hemos recibido influye fuertemente en cómo aprendemos la sexualidad y los roles que se esperan de una mujer y de un hombre y, por lo general, limitan la vivencia positiva en el encuentro erótico. Es como si los hombres hubieran aprendido el capítulo de la genitalidad y del orgasmo del gran libro de la sexualidad humana y las mujeres se hubieran apropiado del de las caricias y la sensualidad corporal. Es hora de aprender unas de otros y viceversa pues somos muy parecidos en el placer y disfrute compartido.
Por otra parte es importante señalar que el estilo de vida estresante que nos lleva al cansancio, al agotamiento y a estados de nerviosismo y ansiedad son un factor de riesgo importantísimo a la hora de entender la falta de deseo sexual en muchas personas. Tras largas jornadas de trabajo e infinidad de obligaciones se van relegando para última hora del día o para un fin de semana que nunca llega un breve espacio de intimidad erótica en la pareja. Esto es un error porque sin ganas y forzando en muchas ocasiones, el encuentro sexual, se merma la calidad y la satisfacción queda en un mero desahogo.
Para acabar os recuerdo tres ideas importantes:
(1) Todos los problemas o disfunciones sexuales se pueden solucionar acudiendo al especialista en Sexología
(2) En muchos casos unas disfunciones sexuales llevan a otras y esto nos confunde todavía más.
(3) No hay que desanimarse. Obtener información y comprender lo que sucede es el primer paso necesario para solucionarlo
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Para los hombres de una cierta edad el rol de la masculinidad, el tener que ser «muy machos», ha supuesto que se nieguen los problemas, o que sean se achaquen a la otra parte; junto con el no poder ser sensible, ha hecho que bloquearamos nuestros sentimientos.
Gracias Angel por tu comentario con el que estoy completamente de acuerdo. El rol de «macho» hace que nos cueste mucho reconocer un problema, sobre todo si es algo sexual y también si no sabemos solucionarlo.
Es angustioso y lo pagamos caro y lo hacemos pasar muy mal a nuestras parejas. Por eso es fundamental pedir ayuda cuanto antes y comprobar que las soluciones existen y que suelen llegar de forma rápida y eficaz cuando nos ponemos en mano de un especialista en SSexología.
Un saludo.
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