El abuso sexual en menores es una triste realidad. Sucede en muchos casos en el entorno familiar y emocional más cercano. En mi trabajo como psicólogo me encuentro con muchas personas que han sufrido abuso sexual en su infancia y adolescencia. Y que les ha marcado en sus relaciones de pareja actuales. Vamos a hablar aquí de lo más importante que es la PREVENCIÓN para evitar el abuso sexual. Y que luego no haya que curar a los adultos heridos.
1. EL ABUSO SEXUAL EXISTE
El abuso sexual existe al igual que otros problemas que pueden afectar a nuestros hijos a lo largo de la vida. Reconocer esta triste realidad, SIN DRAMATISMOS, es el primer paso para protegerlos eficazmente. Pensar que no sucede o que sólo ocurre en otras familias es CERRAR LOS OJOS y no ayuda a evitarlo.
¿QUÉ ES EL ABUSO SEXUAL? Se puede definir como cualquier comportamiento sexual no deseado que se impone a una persona. Puede tratarse de caricias, tocamientos o roces corporales. La palabra ABUSO implica UNA RELACIÓN DE PODER, por ejemplo un adulto sobre un niño pero también puede suceder entre dos personas mayores.
He atendido algunos casos de mujeres abusadas sexualmente en su entorno laboral por compañeros con un estatus superior. Puede suceder incluso dentro de una RELACIÓN DE PAREJA, sobre todos en las primeras relaciones adolescentes donde existe el mito de que si quieres a alguien tienes que soportar sus caricias o incluso hacer el amor aunque no te apetezca.
El ABUSO SEXUAL también incluye el engaño y la seducción maliciosa por parte de la persona abusadora. A todos nos suena eso de «No aceptar caramelos de desconocidos».
2. NI UN BESITO A LA FUERZA
Podemos vacunar a nuestros hijos contra el abuso sexual. Una educación sexual positiva en casa es el mejor remedio para prevenir el abuso sexual a menores. Incluye la aceptación del propio cuerpo sin tabúes y también aprender a poner límites en el contacto físico no deseado.
Debemos romper la idea de que en FAMILIA hay que ser cariñosos con todo el mundo. Y soportar, por ejemplo, a esa tía abuela besucona que nos hace sentir mal. PORTARSE BIEN no significa ser sumisos y soportar muestras físicas de afecto que nos incomodan. Eso es colocar a nuestros hijos en una posición vulnerable al abuso sexual y, en el futuro, a relaciones tóxicas de dependencia y sumisión.
Ni un beso a la fuerza puede ser un buen lema. Ser un buen niño o una buena niña no incluye aguantar que todo el mundo te toque y haga cariñitos porque eres un primor. Más bien habría que educar en que nuestros hijos aprendan a rechazar cualquier tipo de contacto físico si se sienten mal, incómodos o violentos. Incluso si provienen de los propios padres.
Recuerdo hablarle a mi hijo de esto cuando era pequeñito y explicarle que puede haber momentos en que no le apetezca un beso mío o de su madre y que lo que tiene que hacer es decirlo. Porque una persona que te quiere lo va a comprender y no te va a obligar a nada que te haga sentir mal.
Así los estamos vacunando contra este problema y se sentirán seguros cuando deban rechazar un acercamiento no deseado. Por parte de cualquier persona de su entorno.
Ser un buen niño o una buena niña no incluye aguantar que todo el mundo te toque y haga cariñitos porque eres un primor.
Y que sepan que los vamos a apoyar y proteger en este sentido. Y que los disculparemos o lo explicaremos frente a los demás. Cada familia debe establecer sus propias normas de comportamiento y defenderse cuando otros las cuestionen.
Resumiendo ¿Qué hay que decir si te quieren dar un beso o una caricia que no deseas? NO, GRACIAS.
3. SIEMPRE TE VAMOS A CREER
En muchos casos de abusos sexuales las víctimas callan por vergüenza o porque piensan que no les van a creer y que, además, les van a echar la bronca o tratar de mentirosos. Es muy importante establecer una relación de CONFIANZA con los hijos. Decirles que siempre les vamos a creer y que los queremos pase lo que pase. Animarles a hablar de lo que les sucede fuera y dentro de la casa. Si les preocupa algo que sepan que estamos ahí, atentos y disponibles.
He atendido casos de personas abusadas en su infancia que se han callado por este motivo. O peor todavía, que lo han contando y no les han creído sus propios padres. Por tanto se rompe la confianza en los adultos y se condena a la soledad y a seguir expuestos a esta violencia.
Si no se identifica pronto a una persona abusadora en un entorno familiar es seguro que seguirá abusando y dañando a otros miembros de la familia.
Es importante estar vigilantes frente a anomalías que podamos observar en nuestros hijos. Por ejemplo rojeces en los genitales que pueden no tener ningún origen extraño pero que es muy fácil de observar cuando los bañamos y cuidamos. Algo así me contó una mujer con su hijo de 5 años. Sin dramatismos lo comunicó en la escuela y detectaron que tenía que ver con un problema leve de higiene a la hora de ir al baño. Y problema solucionado.
4. MI CUERPO ES MÍO, RESPÉTAME
Hay que educar, como decíamos, en el respeto al propio cuerpo y al de los demás. Es importante una buena AUTOESTIMA también en lo corporal. Y eso es muy fácil de construir en el trato familiar cotidiano. Basta con decirle que tiene unos ojos preciosos, unas manos bonitas y un cuerpo maravilloso en general. Es estupendo y necesario el contacto físico desde la ternura para confirmarle todo esto y que se sienta querido y seguro. El ser humano tiene necesidad de piel, somos mamíferos y necesitamos ser queridos físicamente para sentirnos bien.
Que tengamos en casa una relación física amorosa, desde la TERNURA, como forma de comunicarnos, va a posibilitar que nuestros hijos lo asimilen y se muestren seguros cuando crezcan con su cuerpo y con las demostraciones amorosas AUTÉNTICAS.
También esto va a ayudarles a que RECONOZCAN cuando algo no va bien, cuando hay un acercamiento forzado o extraño por parte de otra persona. O algo que les pueda incomodar y entonces sean capaces de RECHAZARLO.
Educar en el tabú, en la vergüenza y en el miedo sólo va a hacer que mantengan una relación de confusión y ambiguedad con su propio cuerpo, con sus necesidades afectivas y que puedan ser presa más fácil de personas que pretendan manipularlos y aprovecharse de ellos.
Antes decíamos que había que enseñarles a decir «NO GRACIAS» y a rechazar cualquier contacto físico que les incomodara. Además de sentirse apoyados, sea cual sea la situación y la persona implicada, ahora se atreverán a ser ellos mismos y a protegerse de las amenazas.
5. NO HACER CASO A DESCONOCIDOS
Les voy a contar un suceso personal que me ocurrió con 9 años de edad al volver de la escuela a mi casa. Recuerdo que se me acercó un hombre mayor y me preguntó si le podía ayudar a sacar la moto de su garaje porque era muy pesada y el no podía hacerlo solo. Creo que se me encendió una alerta en mi cerebro y le dije que llegaba tarde a mi casa que me estaban esperando para comer. También recuerdo el cabreo que cogió mi padre por la noche cuando lo conté y su reacción: «si te pasa otra vez le dices que espera un momento que vas a llamar a tu padre que él si que le va a ayudar y con mucho gusto». Y no se habló más del asunto.
Creo que evité una situación peligrosa. Que, además, lo pude contar y me alegró mucho sentirme apoyado en casa por los que me querían y reforzado en mi actitud «insolidaria» de no ofrecer ayuda a quien la necesitaba.
Es bueno hablar con los hijos, sobre todo cuando empiezan a salir solos a la calle o van con otras personas sin nuestro control. Al igual que les decimos que si se han peinado es bueno decirles que no hablen con extraños y que no deben hacer casos si les piden ayuda o acompañarlos a otro sitio. En mi caso quedó como una anécdota extraña pero, en otros casos, podría haber sido motivo de abuso o violación.
También es muy importante mantener la calma si ha sucedido un abuso sexual y nos lo cuenta nuestro hijo o hija. No dramatizar delante de ellos. Nuestro deber es protegerlos y no hacerles más daño. Recuerdo que me consultaron una vez el caso de una niña de unos 7 años que, subiendo sola en el ascensor de su casa con un vecino, éste le tocó la zona de los pechos y llegó a casa llorando. A ciertas edades no existe el concepto de sexualidad tal como lo entendemos los adultos y esta niña lloraba porque le había hecho daño.
No dramatizar delante de ella, calmarla y decirle que esa persona será castigada y que no se lo va a hacer nunca más. Y si se conoce al abusador se denuncia y se llega hasta el final.
6. PEDIR AYUDA ESPECIALIZADA
Es importante abrir los ojos y reconocer que pueden existir peligros ahí fuera. Pero no asustarse y vivir con miedo. Como hemos visto es posible educar en unas relaciones afectivas desde el respeto y prevenir las diferentes formas en que puede enmascararse el abuso sexual. La educación sexual y el diálogo en casa vacunan contra este problema. La confianza con los hijos les va a ayudar a esquivar las trampas y a que nos cuenten qué les pasa en sus vidas y que recurran a nosotros en caso necesario.
La Psicología puede ayudarnos en caso necesario para gestionar un caso de abuso en menores de la mejor manera. Es primordial no ahondar en el daño con dramatismos que sólo van a empeorar las cosas y asustar a las personas que han sido abusadas. Es un tema grave que debemos prevenir y también enfrentar si sucede en nuestro entorno. NO HAY QUE QUITARLE IMPORTANCIA y mirar para otro lado cuando sucede dentro de la familia. Hay que actuar y aislar al agresor, corregirlo y en su caso, denunciarlo.
Para muchas víctimas de abusos sexuales que se han encerrado en el silencio pueden pasar años hasta que se atreven a decirlo y a contarlo. Es importante ayudarlas con apoyo psicológico para que en sus vidas no signifique un doble daño impidiéndoles vivir con plenitud el presente. Muchos casos de disfunciones sexuales tienen su raíz en un abuso sexual sufrido en el pasado que les impide vivir de forma positiva y sana su cuerpo, su sexualidad y su placer. Ha sido manchado por la confusión, la vergüenza y la culpa.
La única culpa es de quien comete la agresión. Y la persona agredida debe ser atendida, comprendida, apoyada y sanada para que viva con plenitud en el presente y para siempre.
Espero que toda esta información ayude a abrir los ojos, prevenir esta lacra del abuso sexual y ayudar a unas relaciones desde el respeto, que son las únicas auténticas y sanas. Gracias.
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Muy interesante! La verdad es que los padres estamos siempre preocupados por ese tema, pero no contamos con ideas e instrucciones tan sencillas y tan claras como esta.
Me ha llamado especialmente la atención lo de no forzar al niño a no dar besos o recibirlos, que es un clásico…..
Lo que me resulta mas complicado de conseguir es ayudarlos a detectar cuando algo no va bien y que sepan esquivarlo…
Así es Ricardo, los niños no vienen con el libro de instrucciones y hay que estar atentos y sensibles a sus necesidades. A mucha gente le sorprende cuando digo que no es una obligación tener que ser cariñoso físicamente con todo el mundo y, mucho menos, forzar a nuestros hijos a que besen a todo el mundo como algo natural.
Cada persona tiene su carácter y algo bueno que tenemos las personas es la prudencia. Sobre todo con personas desconocidas es bueno darse un tiempo para contactar y ver cómo nos sentimos. Supervisar la manera en que nuestros hijos o hijas se relacionan con los demás es necesario. Animarles a que sean espontáneos y también a que si se sienten incómodos lo puedan decir y poner límites o rechazar directamente un acercamiento físico.
Pienso que es un tema del que hay que hablar mucho y este post tiene esa intención, un saludo!